La sección xii. Los ríos del canto, de Canto general (1950) está fuertemente marcada por la fecha. Se trata de los años 1948-1949, tiempo en el cual el poeta vive en la clandestinidad para luego salir al exilio y dirigirse a México, donde publicará el libro. Las cinco cartas que conforman la sección está dirigidas en el plan de la amistad y de la identidad política: a Miguel Otero Silva, narrador, poeta y empresario periodístico venezolano; a Rafael Alberti, poeta español, desterrado en Argentina; a José González Carbalho, poeta argentino; a Silvestre Revueltas, músico mexicano fallecido; y al poeta español, Miguel Hernández, muerto en prisión en 1942. Las cinco cartas de amistad son: una de recepción y de excusas por su respuesta tardía; otra de amistad y admiración por la poesía del destinatario; otra de elogio póstumo, como discurso fúnebre; y otra de dolor y resentimiento, acompañada de una promesa de venganza por la muerte de Miguel Hernández. En todas ellas se mezcla la amistad, el afecto y la admiración, con la visión cosmológica, con el espíritu político, la militancia, y la crónica del espíritu violento de los tiempos.