Con posterioridad a la segunda embajada hacia el Toboso, en la cual Sancho ha "encantado" a Dulcinea, don Quijote refiere un reencuentro con su dama en el indirimible más allá de la Cueva de Montesinos, territorio y secuencia ficcional que, desde los más variados ángulos críticos, ha suscitado los más encontrados pareceres. Verdad o mentira, sueño o realidad acaecida, suelen ser polaridades esgrimidas para interpretar la aventura y esta misma oscilación es la que nuestra lectura vuelve productiva al engarzar, a esos dos territorios -el del texto narrado y el del más allá visitado-, con un tercer confín habitualmente desatendido por estas lecturas: el cuerpo femenino. ¿Cómo es una mujer? ¿Qué es aquello que no se representa y cuya figuración siempre se elide? ¿Qué hay debajo del faldellín de Dulcinea?