El presente ensayo demuestra cómo El Quijote cumple a la perfección con los requisitos del modelo novelístico que Mijail Bajtin consideraba más evolucionado, clásico y puro: el que realiza todas las posibilidades literarias de la palabra novelesca plurilingüe y con diálogo interno. Cervantes hizo suyo el objetivo de que la novela moderna lograse un ensanchamiento y una profundización de su horizonte lingüístico mediante un dialogismo entendido como entrecruzamiento de lenguajes orales, escritos e impresos que sirven, además, como fuente inagotable de verosimilitud, de verdad poética. Las múltiples formas de nunciación, por parte, además, de diversos agentes, hacen del discurso ficticio de El Quijote una "fábula mentirosa" que se casa, no obstante, "con el entendimiento de los que la leyeren".