Esta publicación corresponde al número dieciséis de la Biblioteca Indiana, creada por el Centro de Estudios Indianos (CEI) de la Universidad de Navarra. El CEI lleva a cabo una de las líneas de investigación del Grupo de Estudios de Siglo de Oro (GRISO), y sus objetivos primordiales son la publicación y estudio de textos coloniales.

 

Si bien no estamos, en palabras de los propios editores, ante una "edición crítica estricta" (p. 44), la publicación cuenta con un aparato crítico relevante: prefacio, estudio preliminar, anotación del texto, índice bibliográfico y dos listas de tribus amazónicas. De esta forma, la presente edición contribuye al estudio y difusión de una obra tan relevante como es el Nuevo descubrimiento, la que nos permitirá entender la mirada de un culto misionero jesuíta respecto al territorio hispanoamericano.

 

ElPrefacio ofrece una introducción de la obra y su autor, Cristóbal de Acuña (Burgos, 1597 - Lima, 1675), cofundador del colegio ecuatoriano de Cuenca, misionero en Chile y Perú, el mismo que años después delNuevo descubrimiento ocuparía importantes cargos en la Compañía de Jesús y en la Inquisición. En elPrefacio también nos informamos de la situación que involucra la travesía que hiciera el religioso desde Quito (Ecuador) hasta Para (actual Belém, Brasil), en la desembocadura del río Amazonas. El viaje fue realizado durante el año 1640 y tuvo una duración de diez meses. Fue dispuesto por la Real Audiencia de Quito, que envió a Acuña como parte de la expedición del capitán mayor Pedro Tejeira, con el objeto de registrar minuciosamente el cauce del Río Amazonas, observar sus gentes, riquezas, vegetación y "todo lo digno de advertencia en este gran río" (p. 77). El informe sería llevado personalmente por Acuña ante el rey Felipe IV y el Real Consejo de Indias, con la idea de que se discutiera la mejor forma de aprovechar los territorios descubiertos, sus potenciales económicos y estratégicos: "desvelar la entidad cierta de un espacio sumido en las leyendas, sacando de la oscuridad sus accidentes y propiedades, sus gentes y costumbres", dicho en palabras de los editores (p. 10). El Prefacio nos recuerda, además, el peligro que significaba descuidar el Amazonas a los tradicionales enemigos de España, portugueses y holandeses, quienes podrían acceder a las colonias españolas remontando el río, "única canal y como calle mayor" (p. 62) del continente sudamericano. Así, el memorial de Acuña es en sí uno de los objetivos principales de la expedición del capitán Tejeira.

 

El Estudio preliminar se refiere, en primer lugar, al género de crónicas de indias como el lugar donde confluye lo real con lo maravilloso, donde historia y fantasía tienen cabida: un relato que debe explicar lo nuevo a partir de conceptos ya incorporados en la mente de un lector del siglo XVII. Freitas afirma que el interés del libro de Acuña "reside precisamente en la mezcla de fabulación y observación directa, rispidamente real, hecha con ojos atentos a los menores detalles y a los mínimos gestos de los pueblos que, por aquella época, habitaban la legendaria tierra de las amazonas" (p. 16).

 

Los editores ponen en contexto el Nuevo descubrimiento con el corpus general de textos coloniales, señalando el marco específico de las crónicas que centran su atención en el río Amazonas. Es importante notar que no existe una fecha específica del descubrimiento del río, por tratarse más bien de un proceso continuo, de al menos un siglo y medio, en que diferentes exploradores españoles -Vicente Yánez Pinzón, Francisco de Orellana, Cristóbal de Acuña, entre otros- completaron la exploración de un espacio tan inabarcable como la cuenca amazónica.

 

El Estudio preliminar también analiza la preocupación de Cristóbal de Acuña por la veracidad, objetividad y fidelidad de su relato: "pido yo a los que esta relación leyeren me den el crédito que es justo" (p. 25), pero además el autor ofrece a sus lectores dos importantes certificaciones de veracidad: la del capitán mayor Pedro Tejeira, "sellada con el sello de mis armas" (p. 57), y la del fraile Pedro de Santa María, "sellada con el sello de mi religión" (p. 58). Los editores señalan que estas certificaciones exigen que todo lo fabuloso que contiene el relato -incluida la tribu de los gigantes- debe ser interpretado como verdadero por el lector, más allá de la intencionalidad política, religiosa y práctica del viaje. En este sentido, el Nuevo descubrimiento se mueve en dos direcciones contrarias: por un lado ilumina, con la luz de la experiencia, un espacio desconocido, y por otro se abre a la posibilidad de lo maravilloso.

 

Cristóbal de Acuña busca persuadir al lector, al rey y al Consejo de Indias de la urgencia de un proyecto colonizador a gran escala, el que tendrá considerables y felices consecuencias: confirmar los derechos españoles frente a los portugueses respecto a la cuenca amazónica; la apertura de una ruta estratégica y comercial a través del río Amazonas; la posibilidad de establecer un camino alternativo a los galeones que transportaban el tesoro, mucho más ventajoso en términos de seguridad que la ruta de Cartagena; la conveniencia de evangelizar a todas las tribus nativas amazónicas, misión que debería ser encomendada a la Compañía de Jesús; las enormes posibilidades de explotación de riquezas en oro y plata que ofrecen las minas por descubrir en la selva.

 

El final del Estudio preliminar se ocupa de la revisión de ciertos temas y contenidos de la obra. Diez Borque se refiere a los dos mayores tópicos que forman el imaginario colectivo sobre el Nuevo Mundo: América como fuente de riqueza y como lugar de idolatría. Ambos tópicos son ampliamente tratados por Cristóbal de Acuña, quien confiaba en las grandes riquezas que seguramente debía de ocultar la selva, y en los buenos oficios de la Compañía de Jesús respecto a la conversión de los naturales.

 

En Nota textual a esta edición se declara haber usado la primera edición del texto de Acuña, del año 1641, y que los criterios de edición aplicados corresponden a los establecidos por el GRISO, entre los que se encuentran la modernización de grafías y la revisión de la puntuación del texto. Las notas al pie intentan ofrecer datos suficientes para contextualizar y explicar las referencias del autor. Si bien Nuevo descubrimiento cuenta con numerosas publicaciones y traducciones, la edición más asequible es de Buenos Aires, Emecé, 1942, que tiene a su haber varios defectos y deturpaciones, a pesar de su criterio modernizador.

 

Los editores de esta publicación han hecho una fijación textual de la crónica de Acuña, allanando el camino para una futura edición crítica, en la cual, según su perspectiva, habría que estudiar la versión breve que Acuña ofreció al Consejo de Indias, y hacer una comparación sistemática entre la obra del jesuíta y el texto atribuido a Alonso de Rojas, donde existen pasajes comunes. En definitiva, estamos ante una edición fiable y un estudio contundente del Nuevo descubrimiento del Gran rio de las Amazonas, uno de los textos más importantes sobre el descubrimiento y exploración de este "dilatado mar dulce" (p. 84).

 

JOAQUÍN ZULETA 
Universidad de Navarra 
jzuleta@alumni.unav.es